viernes, 30 de septiembre de 2011

A desparramar que el mundo se va a acabar




Los invito a hacer un ejercicio. No es complicado, todo lo contrario, es de una facilidad casi estúpida. Tomemos nuestro control remoto y paseemos por los canales. Después de pasar al menos dos veces por una misma estación televisiva, ya podrás entender qué es lo que quiere la audiencia actualmente: Participar. Suena bastante simple, pero detrás de esta acción, hay toda una teoría que la sustenta y avala. Me refiero principalmente al contenido “desparramable”, un spread, un producto donde los consumidores participan activamente del contenido y cumplen un papel fundamental en la elaboración de este.


En mi rol como productora de televisión, sin duda, elegiría un producto “desparramable” para un futuro programa de TV. Creo que los ‘porqué’ sobran. Primero que nada, todos ganan, esa una premisa suficiente para embarcarse en el mundo de los spreads. Hay varios ejemplos en la red con este tipo de contenido, los cuales han tenido mucho éxito y posicionan a una marca rápidamente en el inconsciente colectivo de la audiencia. Por ejemplo, el concurso que realizó la cantante Nicole. En abril del 2010 la marca de celulares Sony Ericsson y la cantante Nicole se unieron en un proyecto interactivo invitando a la gente a editar el videoclip de la canción “Hoy”, con motivo del lanzamiento del nuevo teléfono VIVAZ de Sony Ericsson. Por medio de un sistema de edición adaptado en el sitio web , los concursantes podrían editar el video de manera fácil y simple, disponiendo para ello de una cantidad de mini-clips realizados por la artista junto al equipo de producción. Una vez finalizado el clip, los visitantes del sitio también pudieron votar por su clip favorito para obtener como premio el nuevo teléfono Sony Ericsson Vivaz, el que fue adjudicado all usuario que más votaciones tuvo en el sitio sobre los videos creados por los demás usuarios. Mira aquí el video ganador. 


Este es un caso ideal de desparramble “con intención”, por así decirlo. Es decir, que el propio medio otorga herramientas para que los usuarios elaboren su propio contenido. Bienvenidos a la “cultura participativa”. Así es, porque los usuarios ya no tan sólo vemos lo que hay en la pantalla, si no que también participamos y lo modificamos. Con el video de Nicole, sucedió algo interesante, la gente podía editar el videoclip de la forma que quisieran y además concursaban para obtener un premio. Lo mejor que se puede hacer es generar un contenido desparramble para hacer participar y competir a la gente por un premio, un regalo (Jenkins habla sobre "la economía del regalo", la base para que el usuario termine siendo un fan). Aquí como productores nos aprovechamos de dos factores muy importantes: el deseo de participar, competir y finalmente de ganar, de que el video aparecezca en la televisión. ¿Ven? El usuario es feliz. Crea su propio contenido, es decir es protagonista, involucra parte de su capital emocional al generarlo y satisface su voyeurimo, el deseo de ser visto, de ser considerado el mejor, el ganador.


Teóricamente, los objetivos de que tus contenidos sean desparramables es que, ahora, según Henry Jenkins, será la única forma de distribuir contenidos. No podemos seguir pensando que el público no se apropiará de la información, le hará algo y lo difundirá. Los medios ya no pueden continuar generando espacios sin pensar en su audiencia, sin fidelizar a quienes los ven. Deben reenfocar sus decisiones y hacerlas coincidir con las de los consumidores para generar el contenido correcto.


En resumen, desparramar es como una “cadena de favores”. El medio genera el contenido y el usuario se convierte en un multiconector que permite que otras personas conozcan el producto. Algo más o menos así.


Otro término para guardar: contenido desparramable y repartido. Segun Jenkins, en su libro “If it doesn´t spread, it´s dead”, repartir el producto, da mayor libertad al usuario de desparramarlo. Aunque a ratos, esta situación puede pasar la cuenta a los productores, de no poder controlar lo que sus consumidores multiplican. Pero en fin, como dicen algunos, la publicidad, sea cual sea, nunca es mala.



En fin, a desparramar que el mundo se va a acabar.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Integrar e incentivar

No es fácil entender a la comunidad que se crea, tras un fenómeno masivo de televisión, ya que deben considerarse varios aspectos que encierran y atraen al personaje. El modelo desparramable busca principalmente, que ambas partes puedan beneficiarse. Lograr en conjunto, un contenido divertido, entretenido, del que todos puedan disfrutar. Para esto, es necesario interesar al otro, llamar su atención y así hacerse parte del proyecto. Se necesita que el nicho, se sienta escuchado, comprendido y complacido, mediante una enorme carga de capital emocional, que será la encargada de lograr este objetivo.

Como productora de un programa de un programa de animales, que se transmite todos los días a las 6 de la tarde, donde se entregan datos de salud, veterinarios, peluquerías y comida para la mascota del hogar, considero necesario, hacer un público fiel a mí. Este público será de personas jóvenes, especialmente niños y ancianos.

A partir de esto, invitaré a mi público a enviarme videos de sus mascotas, donde interactúen, muestren destrezas, etc. Para esto crearé un portal del programa, en donde se podrán publicar todos estos videos, y el que tenga más visitantes y comentarios, se llevará un premio, que dependerá del sponsor del día. Los sponsor serán comida para animales, líneas de limpieza, aromatizantes, tiendas de mascotas, marcas de zapatos y ropa de cama. Cada uno de estos, tendrá un día especial, en el que porá incluirse como parte del programa, mediante una sección especial. Esto será al azar y este es quién decidirá cual será el ganador del video. El ganador se llevará premio de la marca que lo escogió y una sesión gratuita de veterinario.

Sumado a esto, el día miércoles, se realizará una sección, donde el veterinario del programa, escoja un video, premiando “el buen cuidado” de la mascota, que se mostrará mediante los videos. A partir de esto, el ganador tendrá un mes completo gratis de visitas al veterinario, y comida para su mascota durante un mes.

Al elegir el ganador del video, se dará la oportunidad a la persona, de asistir al programa, en vivo y en directo, para que pueda asistir con su mascota y mostrar lo realizado en el video. Esta será una opción, ya que el programa es transmitido para todo Chile, y no todos podrán asistir.

Además, el día viernes, habrá una sección de concurso en vivo, donde

De esta manera, espero lograr un nexo importante con el público y los sponsors, quienes se verán incentivados por la participación que ambos tendrán en el programa. El público tendrá participación y capital emocional de por medio, ya que se compartirán experiencias con el resto de los seguidores y se obtendrá beneficio de esto. Por otro lado, los sponsor tendrán una alta participación, ya que serán parte del jurado de los videos.

A partir de esta iniciativa, se creará un espacio desarrollado especialmente para el nicho que disfruta de los animales y goza con ellos. Así cada persona, tendrá la oportunidad de mostrar su convivencia con el animal, convirtiendo el programa en algo entretenido y dinámico.


Catalina Acosta

Aportes que suman

En el caso que yo decidiera sobre un programa de TV lanzado en internet optaría el contenido desparramable, puesto a que consideraría como prioridad los aportes de la comunidad a la que está dirigido el material y en base a eso lograr una amplia difusión.

Si bien lo viral permite que los productores establezcan un novedoso concepto que se pretende expandir, el hecho de que éste sea desparramable le permite al usuario hacer su propia versión del contenido, plasmando en éste un valor agregado único que no se permite en la difusión viral, porque el contenido se mantiene igual para toda la audiencia, sin permitir alteraciones.

Además, en lo personal creo que todo lo exitosamente viral termina en desparramable, por lo tanto trabajaría desde un inicio bajo los criterios del segundo concepto. Un ejemplo es “Tano Pasman”.
En primera instancia circulaba el video del enfático hincha de River Plate manifestando su malestar frente al descenso de su club frente a Belgrano de Córdoba, pero el video llegó a causar tal impacto en la web que fue masificándose a gran escala (viral). Pero después de un tiempo, cuando el video ya acumulaba literalmente millones de visitas comenzaron a aparecer versiones alternativas, modificadas por cada usuario (Tano Pasman viendo Wachiturros, Tano Pasman jugando Mortal Kombat, entre otros). Cada usuario aportó un contenido extra al original.

Entonces, lo anteriormente mencionado cobra relevancia si es que el contenido desparramable es acerca de un Programa de TV para Internet. Las audiencias históricamente se han vuelto cada vez más activas, sobre todo en los últimos cinco años con la irrupción de las populares plataformas virtuales de Facebook y Twitter, además de la cada vez mayor masificación de Internet.

El espectador quiere sentirse parte del programa y a través de un contenido desparramable se le cede aquel “lujo” que los medios de antaño no dejaban. También permite que el material se mantenga vigente, debido a que se encontraría apto para ser modificado por el público, lo que permitiría que versiones nuevas circulen por la web sin volverse obsoleto el concepto inicial.

Entonces si soy el productor, tengo que evaluar la relación con el público al que pretendo llegar. Por medio de la desparramabilidad puedo generar fidelidad y la generación de nuevos contenidos.


Si el programa lanzado en la web permite aportes de espectadores, ese valor agregado que tendrá lo desmarcará de otros existentes, y al permitir a la audiencia participar, se irá generando cierta fidelidad debido a que las expectativas de la comunidad se verán satisfechas en cuanto a poder aportar.

Finalmente, otro aspecto importante para considerar en cuanto al contenido desparramable es la creación de nuevo material. En lugar de pensar qué quieren acerca del programa la comunidad o audiencia, les entrego la posibilidad a ellos de crear el material que quieran. De esta manera no me arriesgo en exhibir algo que podría tener mala aceptación en la comunidad, además que mantengo un registro de las expectativas y anhelos del público, lo sería de completa utilidad para ir pensando programa a programa que aspectos mejorar, incluir, excluir, etc. Todo en función de lo que el público quiere.


Ignacio Cruz Fernández

Mejor desparramar que reprimir

Stephen Colbert es un humorista que tiene su propio programa de televisión. A través de la web muestra diariamente lo que llama “The Colbert Report”. Un día tomó una decisión. Colbert se paró frente a la cámara, con un fondo verde y empezó a hacer piruetas con una espada láser. En una de sus transmisiones mostró este video y le pidió a sus fanáticos que re-editaran ese montaje con diferentes efectos especiales. Múltiples videos llegaron a la estación. Pero sólo los mejores fueron mostrados en el “The Colbert Report”.

El uso de internet ya no está orientado a las empresas. El enfoque está en los consumidores. Es por esto que como productor elegiría el modelo Desparramable. Para, como hizo el humorista estadounidense, hacer que los espectadores formen parte de la producción de contenido, beneficiando de muchas maneras a mi producto. Algo que lo viral evita.

Si me decidiera por el modelo viral mi relación con el público sería vertical. No estaría considerando a los usuarios como un igual. Como productor estaría un escalón más arriba que los consumidores. Ofrecería el contenido, pero tal como lo creamos en un comienzo. Se reproducirían memes, es decir, unidades culturales que se logran perpetuar pero sin ser modificados. Mi idea se traspasaría inalteradamente y el público no se sentiría parte del programa. Pero al difundir el producto quiero que la gente participe y altere el contenido. Yo busco generar un sentimiento de pertenencia, y de esta manera no lo lograría.

El público actualmente está a la misma altura que los productores. Y en el modelo desparramable ellos mismos pasan a ser multiplicadores de contenido. Como en el caso de Colbert, los usuarios tomaron el producto y lo modificaron, para que luego éste sea repartido. Es que ya no conviene reprimir y ser egoístas. Para difundir de mejor forma el producto hay que incentivar la apropiación de contenido.

Con la Web 2.0 llegaron muchos cambios. Las herramientas culturales y tecnológicas apoyan a los consumidores. Hoy existen muchos medios para que las personas suban sus videos y miles de usuarios lo puedan ver. Entre ellos destaca Youtube. Los consumidores son agentes activos y forman parte importante del proceso. Entonces las ideas que ellos tienen pasan a ser fundamentales para la difusión de mi programa. Lo que importa hoy son las decisiones de los individuos.

El modelo viral por su parte centra su atención en lo que el usuario ve y que luego consume. Mientras en lo desparramable es fundamental saber qué es lo que le importa al usuario, su capital emocional. Al difundir un contenido, importa qué se va a esparcir y de qué forma lo van a hacer.

El contenido se desparrama en la economía del regalo. En este nuevo modelo los consumidores entran en un ecosistema económico-cultural distinto. Aparte de comprar contenido, los usuarios comparten, reparten y regalan contenido. Esto gratis, por simples motivaciones sociales. Nuestra intención es que la información que entreguemos en un inicio genere que el dinero sea reemplazado por el estatus y el prestigio. De esta forma llegaremos de mejor forma al público.

Pero para todo hay que tomar riesgos. Al dejar que los usuarios modifiquen el contenido original se aceptan todas sus ideas. Malas o buenas. Por eso mi programa estará enfocado en un nicho o varios nichos que valoren este contenido y así no perjudicar mi producto.

Con esta forma de difusión todos ganan. Los consumidores se benefician al apropiarse y transformar el contenido a partir de sus propios intereses, gustos, etc. Además tienen libertad de modificar el contenido original para después repartirlo. Pero también gano yo y el medio al cual pertenezco. Los fanáticos podrían re-editar el contenido y repartirlo sin recibir nada a cambio. Es un modelo económico, barato. Además el contenido generado por nosotros es la idea principal que luego cambia a diferentes formas. Pero fuimos nosotros quienes iniciamos un proceso y escuchamos a los usuarios. Como productor estaría en una buena posición. Y los consumidores estarían contentos.

Elijo el modelo desparramable porque genera un compromiso activo de la audiencia, les da poder a los consumidores, se beneficia del “boca a boca” online y llega a nichos aislados y nichos interconectados. Además permite comunicarse con las audiencias donde estén y siempre tomándolos en cuenta. Ellos así valorarán el programa y se sentirán parte del producto. Formarán parte de una “cultura participativa” donde no existe la asimetría. Y eso es lo que como productor quiero lograr. Por eso considero esta es la mejor forma para difundir un programa nuevo.

Antonia Fontecilla.

Desparramable para todos

Los medios de comunicación han cambiado. El público quiere ser partícipe en la creación de contenidos. La tarea es inmediata y el desafío recae en los productores de televisión. Las empresas deben repensar sus estrategias para generar un compromiso activo con los consumidores. En este nuevo escenario, el modelo “desparramable” ha demostrado ser la forma más eficaz. De a poco se va expandiendo en el mercado comunicacional. Hoy, las elecciones de las personas determinan el rumbo de los medios y el contenido debe entregar un significado a los consumidores. La era de la Post Televisión incluye nuevas herramientas y plataformas, a las que se comienza a sacar provecho. El camino está delimitado.

Las empresas de publicidad y entretenimiento han debido prestar atención en las motivaciones del público. Quieren multiplicar las oportunidades de ingresos, expandir sus mercados y reforzar el compromiso con los espectadores. Buscan incluir un diseño de contenidos alineado con los intereses de la audiencia. El objetivo es que los consumidores formen parte del producto y lo difundan de manera positiva a través de un número casi infinito de medios. Hay que captar el capital emocional. Las redes sociales son indispensables y los multiplicadores adquieren un rol fundamental. Son ellos quienes recomiendan la marca. En el modelo “desparramable” los roles se disipan. Productores, avisadores y consumidores, dependen de la mutua colaboración. La audiencia no sólo compra material, sino que se inserta en un ecosistema económico-cultural distinto. Ganan las personas al apropiarse, transformar y expandir el contenido. Pero también gana el medio que generó el producto original. La transacción debe entregar beneficios a todos los involucrados.

Las nuevas tecnologías permiten a los consumidores ejercer un impacto mayor en la circulación mediática. Y tal como plantea Henry Jenkins, el contenido commodity se desparrama en la Economía del Regalo. Los consumidores comparten y recomiendan el material a las demás personas. No se limitan a transmitir el contenido estático, sino que lo transforman para que atienda mejor a sus motivaciones sociales. Circula en direcciones impredecibles y lo hacen sin ningún costo. Para eso, el contenido debe ser popular y abierto. El estatus y el prestigio reemplazan al dinero. El intercambio para las personas se convierte en una inversión emocional. Así, los llamados regalos sirven para reforzar las relaciones dentro de la comunidad. Sin embargo, nuevos riegos aparecen para los productores. Al entregar un material modificable, las empresas temen la pérdida de interpretación de sus mensajes. Y para evitar este fenómeno, se debe conocer al público. Saber qué les importa y cómo van a desparramar el mensaje. Ahí está la clave.

Aunque algunos todavía lo niegan, el modelo ”desparramable” es esencial en la cultura de la red. La Web 2.0 abrió un nuevo mercado y el modelo viral va quedando obsoleto. Y es que la interacción por parte del consumidor es nula. No entrega contenidos pensando en que las personas formen parte de éste. Los productores y consumidores tienen roles predeterminados. Y a pesar de que logra mantener y atraer al público, la gente no participan en la creación de las ideas. Hoy, se debe invitar al público a ingresar en la comunidad de la marca. Los productores que no logren integrar este paradigma, verán decrecer su clientela y disminuir sus ingresos. Este nuevo modelo genera un compromiso activo con la audiencia. Entrega poder a los consumidores, convirtiéndolos en una parte integral del éxito del programa. Además, aumenta el apego emocional, intensifica la lealtad y amplia la conciencia de la audiencia hacia una marca.

La labor de los productores es encontrar el nicho donde se encuentran su público. Mediante la creación de nuevas formas para interactuar, podrán ampliar la vida útil de los contenidos en los medios. Las empresas están perdiendo gran parte del control sobre sus materiales, pero están cobrando valor los vínculos personales de cada usuario. Son los cambios que alteran el panorama de los medios. Sólo así se puede lograr el éxito en Internet.

Desparramando

El por qué escojo el modelo desparramable para promocionar un programa en internet, responde a los atributos que éste posee. Sin embargo, hay que tener en cuenta el elemento clave que permite que este contenido sea desparramado exitosamente: el significado.

Hay que considerar que, para que un programa pueda ser promocionado a través del modelo desparramable, debe haber generado fidelidad en su audiencia anteriormente. Esto quiere decir, que para el usuario, tenga una valor el participar, empoderarse, e invertir emocionalmente en él. "Si no me importa, no me lo apropio, y no lo desparramo". De no ser éste el caso, es más apropiado usar el modelo viral, en lo que importa es la rápida atracción hacia el producto, para que así pueda generar un significado.

Superada esa etapa, en todo caso, debemos reconocer y determinar cuál es la relación de nuestro producto (En este caso, un programa de televisión), para poder identificar cómo se forma el grupo que se empodera del mismo. Sus valores, sus barreras de entrada y salida. Así, podemos entender qué tipo de cosas de nuestro producto va a desparramar la comunidad, y cómo lo hará. Finalmente, así podremos integrar al programa en la comunidad, adecuándose a ella, en función de su "economía moral".

Acá es importante entonces utilizar la "economía del regalo". El que los consumidores, si bien compren o consuman el producto, tengan la libertad para poder modificarlo, regalarlo, recomendarlo y/o compartirlo a su antojo dentro de su comunidad. Si bien, a nivel corporativo lo que se busca es el comoditty, como dice Jenkins, para las "bases", lo importante es el prestigio, el reconocimiento atribuido a esa acción en sí. Esto es el valor agregado que tiene para ellos el participar directamente en el flujo del contenido del producto, y volverlo más dinámico.

Finalemente, lo que cuenta es que se genere un ruido en torno al producto, y no en el producto. Usarlo como una excusa para poder dar cuenta de un entorno que lo rodee, en el cuál encontremos esta comunidad, o comunidades de nichos, que pueden ser aislados o interconectados, como señalé más arriba, y que sea, en última instancia, importante para todos los involucrados.

Jonathan Valenzuela.






El usuario es el medio



Escogería el modelo desparramable, la forma en que se compartirá la información en la web. Como expone Henry Jenkins en su libro “If it doesn’t spread, it’s dead”, ésta es una manera de participación, donde los usuarios son agentes activos. Que rompe el paradigma de ver a los usuarios solo como receptores y emisores de contenido. En esa etapa se olvida algo y es el valor agregado que le puede entregar cada uno de ellos a ese contenido, antes de compartirlo.

Lo que posee el modelo desparramable y que no tiene el viral es la interacción existente por parte de los usuarios. Los productores de contenido viral piensan que los consumidores participan al compartir o linkear el contenido, sin embargo éste se mantiene siempre igual y la idea original no cambia. En un contenido viral puede existir emisión y recepción. Aunque cuando hablamos de emisión, no nos podemos referir a una participación muy grande, es más bien limitada.

A pesar de esto, existen ciertos riesgos que un productor post TV debe tomar antes de generar un contenido desparramable. Muchas veces la idea original cambia totalmente, desvirtuando su objetivo y perdiendo el sentido que quería entregarle en un comienzo. No obstante y tal como señala Jenkins, al trabajar con este modelo, los seguidores o usuarios, pueden darle un capital emocional al trabajo. Además de sentirse parte del resultado y por esta razón difunden el contenido con mayor compromiso ante su comunidad. Si esto llega a ocurrir con un nicho importante, la masificación del contenido puede crecer de cien a mil y de mil a millones de usuarios en la web, ya que ellos pueden continuar creando contenido a partir de uno inicial.

En la web, el dinero muchas veces no pesa tanto como el status o el prestigio. La motivación que tiene crear contenido a partir de algo inicial y que muchas veces es corporativo, se convierte en algo más significativo que solo ser el “puente” entre una información y su comunidad. El usuario es el medio para que una idea se difunda más y más, atravesando las barreras de cada comunidad.

Qué es lo que van a desparramar y cómo lo van hacer es una pregunta importante, ya que como explique antes, es un gran riesgo y muchas veces mi mensaje original se puede desvirtuar en el camino.
Voy a tomar como ejemplo un programa de fútbol que, a través de este modelo, llevaría a los fanáticos a cambiar la historia. Sacaría los malos momentos del deporte más popular a nivel nacional. Entregándole la oportunidad, a los usuarios de gritar con los goles que no pudo concretar la roja. A través de las redes sociales, la página web, los comerciales y en el mismo programa se publicitará un concurso donde los seguidores tendrán que ocupar la creatividad para cambiar una jugada histórica del fútbol chileno: el recordado penal de Carlos Caszely en el mundial del 82´.A través de nuestra página web subiremos el archivo con 15 segundos. Ellos podrán usar toda su imaginacion para cambiar esta jugada. No hay reglas, ellos las ponen. Pudiendo subir su obra a la página web donde automáticamente comparten el archivo a través de su comunidad en Facebook. El premio a la mejor idea será prestigio y status, ya que su nombre y obra aparecerán en televisión.

En este caso estaríamos usando un contenido popular y abierto, para que los fanáticos puedan co-producir y difundir este elemento con su valor agregado. De esta forma generaríamos algo desparramable, ya que si no y tal como señala Jenkins, está muerto.

¿Sígueme si quieres?: ¡Viralízame si puedes!



“Sígueme si quieres” es un éxito. Nuestra comunidad es bastante grande y nuestros fans han sido un apoyo espectacular, sin embargo, como productora no me siento satisfecha. Creo que ampliar el programa hacia otras comunidades sería un sueño aún no cumplido . ¿Cómo hacerlo?, difícil decisión sobre todo pensando que hoy ya no se habla de televisión, sino que de post-televisión precisamente por todas las herramientas web (de la web 2.0) que hoy tenemos a nuestro haber: ya no estamos frente a un medio uni-direccional, Internet nos ha demostrado que realmente las fronteras no existen.

En las redes sociales el programa es un éxito, nuestra comunidad día a día nos ayuda a crecer y los usuarios son quienes cuidan nuestro programa. Pero tenemos una deuda, una deuda para hacer crecer y expandir nuestro matutino.

Hacer un video pegajoso y demasiado transmisible suena muy atractivo para captar a nueva audiencia y que el video se vaya difundiendo de voz en voz, de ojo en ojo. Pero hacer que cada persona pueda intervenirlo, suena mejor aún.

Sin dudarlo, un experto en redes sociales me diría: “un viral JAMÁS, es un modelo ya obsoleto”, sin embargo, tengo mis cuestionamientos ante los videos desparramables, me atemorizan.

No es un misterio que hoy todo va hacia la interacción. Los usuarios buscan intervenir y crear algo distinto a raíz de algo que ya existe. Sin embargo, promocionar, como lo quiero hacer, mi programa a través de un video desparramable podría resultar ser un arma de doble filo, pues esta característica de video va dirigida, primordialmente, a fans, gente que ya conoce mi producto y se siente llamada a intervenirlo y yo esta vez quiero justamente captar más fans, los que tengo ya estoy segura que colaborarían y se sentirían llamados y con responsabilidad de desparramar el video, pero quiero no saltarme etapas y creo que el viral no es una mala decisión en esta ocasión.

Por lo mismo, es que creo que con un video lo suficientemente pegajoso y divertido, podría lograr que éste atravesara fronteras y llegara a ojos que jamás pensé que llegaría. Me pongo en el lugar de la gente que no conoce “Sígueme si quieres” y realmente me doy cuenta que si no lo conocen ¿por qué lo van a desparramar? No hay cariño ni intención de por medio e incluso, se podría transformar en un espacio para hacer una crítica y una ironía del programa. Algo que claramente no quiero lograr.

Un viral es perfecto para lo que quiero hacer como productora, ya que el objetivo de éste es que se difunda y lograr crear, que debo admitir no resulta nada fácil, un video lo suficientemente divertido, llamativo y que capte nuevas tendencias podría ser ideal y sumamente beneficioso para que “Sígueme si quieres” se expanda y logre llegar a todas aquellas personas que no lo conocen pero que se sienten aludidas en algún aspecto.

La gente, como sabemos, se mueve por amor y cariño; y explotar ese capital emocional sería muy positivo para que el video se difunda y pase de boca en boca. Si bien el video desparramable puede llegar a convertirse en viral, éste no es tan masivo como sí lo es el originalmente creado con un fin viral. Y con mi objetivo, ¿por qué no también llegar a cruzar comunidades?, el viral podría cruzar incluso a comunidades que jamás pensé que llegaríamos. Nuestros fans en esta etapa y los conectores serán fundamentales y sé que contamos con ellos.

Si bien el viral no muta, no cambia, tengo claro que es un riesgo en la web 2.0, donde todo cambia cada minuto, cada segundo. Pero tengo la certeza de que el producto será de tal calidad que logrará cumplir mi objetivo final: difundir mi programa. Lograr que cada persona se sienta llamada a compartirlo con sus amigos, tweetearlo o simplemente, recomendarlo a través del chat.

Sé que no estoy siendo arriesgada, también sé que a lo mejor esa atadura de manos a mis fans podría desilusionarlos, pero en esta oportunidad creo que el viral es un paso lógico y necesario. Hoy yo les regalo algo que, les aseguro, apelará al capital emocional, al voyerismo y a la vanidad de todos que quiero que me conozcan. Una vez que logre integrar a todos aquellos que hoy siento excluidos la dinámica de la participación, la intervención y la colaboración serán, sin duda, pasos elementales a seguir, así habrá una relación más recíproca y a raíz de una intención nuestra comunidad podrá otorgarnos un regalo al programa por el riesgo que esto conlleva.

Definitivamente, ésta vez me quedo con la asertiva frase del experto en la web 2.0, Henry Jenkins, que dice que todo aquello que no se propaga, está muerto. Y “Sígueme si quieres” tiene mucha vida aún.

Johansson Desparramable


Hoy por hoy, en gran parte del mundo, internet es una herramienta ampliamente utilizada por todas las personas y a través de ella, los usuarios se han ido empoderando del contenido, algunas veces preexistente y en otros casos, hecho 100% por ellos mismos. Conocido es el caso de Wikipedia, en que son los mismos usuarios de la web quienes crean los contenidos que más tarde pueden consultar otros.

La red social Twitter, es otro ejemplo del empoderamiento del público. Hoy los medios de comunicación no saben qué hacer por el vendaval de información que fluye por este medio, los usuarios suelen anticiparse a entregar la información que antaño entregaban los medios tradicionales y twitter incluso es preferido, muchas veces ante los medios de comunicación tradicionales como radios, periódicos y televisión.

En otra arista, se encuentra el popular sitio YouTube, en donde no es difícil encontrar videos de diferentes artistas, que usuarios comunes y corrientes han sabido transformar, adecuándolos a sus propias necesidades y luego divulgándolos en la web, consiguiendo ganancias para sí mismos y también para los productores de los videos originales, que a pesar de no buscar la transformación total o parcial de sus creaciones, suelen ser beneficiados por ellas, esto es conocido como "Modelo Desparramable", propuesta por Henrry Jenkins, en su texto "If it doesn’t spread, it’s dead".

Hace algunas semanas, la popular actriz Scarlett Johansson, nos sorprendió con unas fotos desnuda, que si bien no fue si intención difundir, ya que fueron sacadas desde su teléfono celular, lo cierto es que han causado un gran revuelo y han ayudado a que se hable más de ella, de su vida personal y su trabajo. Cientos han sido las producciones o parodias que los propios usuarios han hecho en la web sobre estas fotografías. Un ejemplo es la de la conocida muñeca Barbie, en la que un usuario tomó a esta escultural muñeca y la puso frente a un espejo, tratando de igualarla a la fotografía tomada por Johansson. (ver imagen)
Esto fue perfectamente "desparramable", en diversos formatos y formas y de seguro lo seguirá siendo por mucho tiempo más. Un gran gol de Scarlett Johansson, que ha despertado la creatividad de los usuarios de la web.

MODELO DESPARRAMABLE: BENEFICIO PARA AMBOS LADOS

Entender la era de la post TV, es darse cuenta que ya nada es como antes. El público y sus acciones tienen que ser el motor de lo que deseamos realizar, ya que son estos lo que juegan un rol fundamental en hacer conocido el producto o marca.

Hay que encontrar al público o nicho para trabajar el contenido, pero también incentivarlos a ser parte del proyecto. Ya no hay que tener miedo de que el público se apropie de éste, sino que hay que utilizar esta herramienta para nuestro beneficio, pero siempre entregando otra cosa a cambio.

El capital emocional es clave en esta parte. Hay que darles importancia a quiénes consumen el producto, ya que la experiencia que haces vivir a los consumidores demarcará el futuro de lo que se quiera vender.

Mi idea se centra en que yo soy la productora de un programa de moda femenino que se transmite por streaming semanalmente y en el que se dan tips de ropa, peinados y maquillaje. La idea es realizar un concurso en el que la gente tenga que subir un video a Youtube, realizando un peinado. La persona que haga el mejor video, se ganará productos de belleza Maybelline y Tresemmé quienes son nuestros sponsors. Y, además su video se subirá a todas nuestras redes, convirtiéndose ella en la tendencia de la semana.

Con la realización de este concurso desparramable ambas partes ganamos: el consumidor, porque se apropia y transforma el contenido, según su experiencia e interés, y lo reparte. Pero también gano yo (productora), porque a través del desparramo se hace conocido mi programa. Es decir, se vende nuestro contenido, de la mano de la experiencia del consumidor.

Al elegir el modelo desparramble, hacemos que los consumidores usen el espacio que la marca les da, como una excusa para hablar de todo el mundo de ese producto y lo hacemos parte de éste, creando una comunidad. A diferencia del contenido viral que sólo se enfoca en lo que el usuario vea y luego consuma. Sin embargo, para que lo desparramable funcione, tenemos que tener bien definido nuestro nicho y saber que éste valora el contenido y la esencia de lo que le estamos presentando, para no tener efectos adversos al momento de la utilización de este modelo.

La ventaja del desparramo es que se involucra con el capital emocional: se le da importancia a qué es lo que le interesa al usuario y además se liga el contenido a la experiencia de estos. Por lo que se apela a las emocionalidad en general, la que derivará en apropiación. Ya que a partir de esto, serán los mismos usuarios quienes propaguen el contenido y no lo harán por el producto en sí, sino por todo lo que rodea a éste y lo que les entrega a cambio: “estatus” y “prestigio”. Cosas intangibles que son mucho más valorables para ellos que el dinero, logrando así una participación activa.

Francisca Lazo

Empoderemos a las personas



Con el paso de los años nuestras sociedades se han ido empoderando, cada vez más, por la mayor circulación de la información y de contenidos. En este proceso democratizador, la masividad de los medios de comunicación juega un rol fundamental. La apertura de canales informativos, especialmente con la llegada de Internet, abrió un abanico de oportunidades para muchos creadores que hasta entonces no encontraban un lugar donde desarrollarse. Asimismo, el espectro de la información se expandió y permitió que las personas se nutrieran de los más diversos contenidos. Esta transición que pasó desde una concentración de medios de comunicación tradicionales, como la televisión y la prensa escrita –que todavía sigue siendo controlado por unos pocos- a múltiples plataformas digitales, ha permitido que los ciudadanos de hoy tengan mayor conocimiento, sean más exigentes y se organicen como ciudadanos activos.

Tradicionalmente el vínculo entre los productores de televisión con los consumidores se caracterizaba por una relación vertical y unilateral. Los productores realizaban sus trabajos audiovisuales que eran transmitidos por la televisión y que llegaba a un montón de televidentes, una dinámica que sigue gestándose hasta nuestros días. No obstante, con el correr de los años, la relación de las personas con los medios de comunicación ha ido volviéndose más permeable. Los creadores estudian cuáles son las características de los televidentes, sus atributos, gustos, preferencias y a partir de esa información, crean sus obras maestras llenas de lenguaje simbólico que reafirman la identidad y valores de los consumidores. Desde entonces resulta de real importancia saber quiénes son ellos, pues es la base de todo proceso creador.

Con el avance de las nuevas tecnologías digitales y las redes sociales, se reafirma la idea de que las personas comunes y corrientes están más empoderadas. Ahora cuentan con las herramientas necesarias que facilitan, por ejemplo, la expresión de ideas, la interacción con más personas, la creación de comunidades y un largo viaje por un mundo que no tiene fronteras. Es una nueva realidad que resulta beneficiosa para los consumidores, y otra de las razones es que goza de ser gratuita. De ello se desprende la exitosa “economía moral” de la que habla Henry Jenkins en su blog “If it doesn’t spread, It’s dead”. El autor plantea que en este universo, las personas quieren conseguir prestigio, reconocimiento, estatus y admiración. No buscan beneficios materiales ni económicos. Y en consecuencia, los productores han leído las líneas de este nuevo paradigma y han modificado sus estrategias de negocio. De ahí que se hable de la “economía del regalo”. Lo que ahora importa es la creación de productos simbólicos, de nuevas marcas,  las que enriquecerán el espíritu de los consumidores.

La labor para los productores es cada vez más difícil, pues ahora se enfrentan a un desafío más complicado de destrabar. Los consumidores, valga la redundancia, no sólo consumen, también se adueñan de los contenidos, los transforman, le agregan valor, los comparten. Es decir, el productor se deshace del egoísmo y deja atrás la creencia de que sus creaciones son sólo de él o de su empresa. Eso es parte del pasado. Hoy, antes de producir, el productor debe tener más que claro que su producto finalmente pertenecerá a otro y, no sólo eso, que perderá muchas de las características iniciales. Y es acá donde está el gran desafío. El productor debe ser lo suficientemente inteligente para anticipar los posibles cambios que sufrirá su trabajo. Si lo hace, logrará que la idea central de esta obra maestra no se pierda, porque habrá hecho un trabajo que, por muy desintegrado que resulte, nunca perderá su esencia.

En esta nueva etapa hablamos de contenidos desparramables. Una forma más potente de interacción entre la comunidad de consumidores en la red y productores. En esta realidad ambos ganan, por una parte el consumidor que está adquiriendo los atributos simbólicos –estatus y prestigio- de un programa, video, serie, diario, blogs, etc, y por otra parte el productor, que adquiere una ganancia económica sin que el consumidor se sienta defraudado. Se trata de un trueque justo y equitativo. El mundo de la economía moral se mezcla con el de la comodotización. Contentas las comunidades con estas ventajas, tendrán la motivación suficiente para desparramarlo y compartirlo, permitiendo que las más diversas comunidades también se apropien de él, es decir, que traspase las fronteras de sus propias comunidades y sea conocido por varias otras.

En contraposición a ese modelo, encontramos el de efecto viral, el que con el paso del tiempo ha perdido hegemonía. Pese a que permite la difusión de contenidos y que éstos sean conocidos por más personas -como cuando una persona se contagia de un fuerte virus que contamina a todo su alrededor- este modelo no posibilita que las comunidades se apropien de él, que le agreguen valor y que de tan satisfechos por ello, lo desparramen. El contenido permanece constante. Tampoco tiene la capacidad de que traspase las diferentes comunidades, sino que crea fidelidad entre los miembros de una comunidad, quedándose sólo en ella.  

Después de este largo análisis, si me preguntas qué prefiero usar, si el modelo desparramable o el de efecto viral para la difusión de un programa de televisión en la web, la respuesta está más que clara. En una sociedad contemporánea y de la información de la que somos parte, quedó en el pasado el que unos pocos privilegiados concentren algo tan preciado como es el conocimiento, la información, los contenidos. En un mundo como Internet esa realidad esta despojada. Dentro de ese universo, las personas son dueñas de lo que ahí hay y nadie debiera privarles o cobrarles por el acceso a ello. En ese sentido, el programa de TV a difundir debe ser creado con esas convicciones, que una vez en la web el programa ya no será totalmente del productor, pues ahora pertenecerá también a las comunidades. Es la única manera de garantizar adhesión, identificación, que realmente se masifique y que se haya construido exitosamente una gran obra maestra.

Macarena Carrión

La salida del laberinto


Actualmente, la televisión está experimentando una evolución en la manera de entregar contenidos a los espectadores. Este cambio radical, o revolución si se quiere, marca un antes y después en lo que se denomina como la era de la post tv.  Este ya no tan incipiente formato encuentra soporte en las plataformas virtuales que ofrece Internet y es ahí precisamente, dónde se fija el punto de encuentro entre productores, contenido y consumidores.
La post televisión tiene dos modelos para propagar los contenidos: el viral y el desparramable. No obstante, es el segundo de éstos el que tiene mayor probabilidad de ser difundido a través de la red.
¿Por qué? Las razones son simples pero básicamente se resumen en el tipo de relación existente entre los 3 componentes de la post tv: productores, contenido y consumidores. El modelo viral crea la ilusión de interacción, mas esta relación es en realidad nula pues el contenido es el mismo que los productores ofrecieron en un comienzo. Como contraparte, el desparramable enseña una propuesta mucho más audaz y arriesgada, pero con la posibilidad de que el consumidor verdaderamente se sienta integrado a la experiencia del programa.
En el modelo desparramable el flujo de contenido es recíproco y está cimentado en tres principios claros: que el contenido sea popular, abierto y modificable. Estas características permiten al consumidor apropiarse del contenido inicial para darle un giro propio (Economía del Regalo). Esto es relevante ya que el usuario se siente importante en la creación de contenido y al mismo tiempo,  aumenta el capital emocional respecto al programa que se está difundiendo.
Es evidente que el riesgo de que se distorsione el contenido original está latente, sin embargo los beneficios que pueden obtenerse hace que valga la pena intentarlo. El modelo viral se asemeja a un laberinto en el que el usuario debía seguir la ruta adecuada para encontrar el premio al final del recorrido, mientras que el desparramable empodera al consumidor, otorgándole la facultad de derribar muros y construir su propio camino.
Por Samuel Ferreiro

El virus que todos quieren

Saber qué quiere la gente y de la forma en que lo quiere es lo primero en lo que hay que informarse antes de lanzar un programa. Tener el estudio de la audiencia para saber que se llegará a ellos de manera óptima y eficaz, y dar por seguro que lo que se está entregando tendrá la correcta recepción y pueda ser masificado de manera inmediata logrando el éxito esperado.

Las posibilidades de que un producto sea conocido por todo el mundo, o por una cantidad considerable de personas, es muy accesible y esto gracias a la herramienta de Internet, que por la existencia de las redes sociales y su capacidad de llegada a las personas genera que los productores logren más rápido lo que desean: estar en el boca a boca, sin la necesidad de recurrir a terceros.

Es así como se aprecia que la post Tv se ha instalado en la vida de la gente. Un lugar donde todo es participación, interacción, conectividad, un lugar de encuentro para poder compartir y crear lazos a partir de un tema o producto determinado en el que se encuentran presentes todos los tipos de público: fans, público general y conectores. Como los productores están concientes de este fenómeno, están aplicando cada vez más esta herramienta para poder llegar a la mente de todas las personas.

Es por ello, que en el lugar de productora de post Tv lo más óptimo para dar a conocer el programa de televisión, será a través de lo “viral”. Ahora, ¿por qué? La viralidad va a lograr que yo presente un producto y llegue a las personas tal como quiero presentarlo sin ser intervenido, y, al mismo tiempo, que éste se masifique de la manera más rápida posible. Que mi público conozca lo que yo quiero transmitir desde un principio, bajo la idea general y al mismo tiempo se mantiene el control del propósito y del contenido, lo que conllevará a una mayor intención de aceptación y seguimiento por parte de la audiencia generando así un mayor capital emocional del producto principal.

Entonces, esto lleva a pensar entonces, ¿por qué no desparramable? Lo desparramable puede que sea una buena idea porque el público interfiere y se siente parte del proceso. Pero, en un comienzo pude no ser tan masificado, y cuando ya se logró, muchas veces el contenido ya se va a ver tergiversado, cambiando completamente la intención inicial, ya que cada fanático, cada persona, le va a agregar su punto de vista, su granito de arena, que va a crear que lo que se planificó en un inicio llegue a muchas personas de manera distinta, por lo que no hay una real conexión con la intención del mensaje original.

Por lo tanto, la idea es generar un público, un nicho al que llegue el producto que de verdad estoy impartiendo, público que ya investigué y tengo conocimiento de lo que están buscando, pero sin perder la participación que se pueda adquirir de ellos. O sea, vanidad, voyerismo y capital emocional, hacer algo de lo que se sientan parte, identifiquen y le llegue hasta el último poro del cuerpo. Cuando ya esté decidido a quién irá dirigido usar las herramientas que están al alcance, que por lo demás, abaratan costos. Aprovecharse de Twitter y Facebook, que hoy, son de las redes sociales más usadas y más importantes, para que a partir de una red de personas, ir cruzando fronteras esparciendo este virus que ojalá contagie a todos y no se encuentre cura para él.

Al público con lo viral, le va a crear experiencia única, mientras que con el desparramable son muchas las interpretaciones que se le puede dar. Hay que tener un control de los canales por los que están circulando, para que capital emocional no se pierda nunca, cuando desparramo son tanto los canales utilizados que se pierde el control y ya deja de depender del trabajo de un grupo de profesionales, pasa a ser la dependencia de los colaboradores y si estos dejan de hacer cosas, el producto muere.

Entonces, cuando Henry Jenkins nos dice “If it’s doesn’t spread it’s dead”, mucha es la razón que tiene, sin embargo, hay que tener cierto control sobre el producto que se está ofreciendo, para que no se desvirtúe ni termine enviando el mensaje incorrecto.

Michelle Bouey

+ ESTATUS + PRESTIGIO

Si yo fuera productora de TV o post TV en este caso, escogería sin lugar a dudas el modelo desparramable para difundir mi programa por la web. ¿Por qué? La principal razón es porque al captar, a través de este modelo de propagación, el capital emocional del público, son los mismos consumidores los que defienden el producto y lo difunden de manera positiva. Creo que es la mejor manera de difundir mi programa por la web: que sean los mismos consumidores los que lo "desparramen", recomendándolo a sus amigos y creando una comunidad alrededor de mi producto.


Mi labor como productora en este caso, sería encontrar el público exacto donde trabajar e incentivarlos a que formen parte de la creación de contenidos. Es muy importante, según Jenkins, comunicar esto a traves de nichos, ya que de esta forma la audiencia valora el contenido y esencia del producto. De esta manera, el público puede interactuar con el programa, modificarlo, y convertirse en un multiplicador del contenido.


Para conseguir que los consumidores interactúen con mi producto, acudiré a la Economía del Regalo, motivando a los usuarios a través de contenidos de relevancia emocional y cultural, creando una participación activa donde lo que importa es el estatus y el prestigio.


Elegiría el modelo desparramble, además, porque tiene algo que el viral no: involucra a los consumidores, involucra conocer qué es lo que le importa al usuario. El capital emocional del que hablaba en un comienzo. En el viral, en cambio, lo importante es solo lo que el usuario ve y posteriormente consume.


Para lograr que mi contenido sea desparramable, tengo que tener claro debe ser popular (es decir, que pueda ser apropiado por los usuarios) y abierto para que los consumidores puedan ir transformándolo y reproduciéndolo. Además, usaré la strategia de un programa web "no terminado", para que los usarios jueguen con la continuación de cada capítulo.


Es importante destacar que de esta forma igual se corre el riesgo de que el contenido original sea totalmente desvirtuado, pero creo que los beneficios que trae, para un programa web, son mucho mayores que las desventajas.

Un virus contagioso, pero deseado

Henry Jenkins ha dicho que “If It Doesn't Spread, It's Dead”, y tiene mucha razón. Hoy en día los programas se hacen conocidos y seguidos gracias al proceso de difusión que éste tenga. Por lo tanto, lo importante es que se expanda lo más posible. Justamente en esto, los consumidores son protagonistas, ya que son ellos quienes han tomado un rol importante a la hora de difundir y compartir con sus amigos el material que les interesa.

Al ser productora de un programa, optaría por un modelo viral, ya que es una forma de hacer que mi producto se vuelva masivo de forma rápida. Al tener una idea ingeniosa y novedosa, se puede lograr que los consumidores se creen la necesidad de compartir la información, siempre y cuando nuestro viral capte el capital emocional (K) de la gente. De esta manera, lograr que sea visto por miles de personas de manera fácil, rápida y con un mensaje claro.

Si bien el modelo desparramable es una buena forma de apelar a la participación de quienes serán los seguidores, ya que pueden transformar el contenido y sentirse parte del resultado final, se corre un gran riesgo. Al tener la posibilidad de poder modificar el contenido, sin restricción alguna, podemos enfrentarnos a que nuestro mensaje se vea tergiversado y alterado, lo que finalmente no es bueno para nuestro producto, ya que puede producir contradicciones y no transmitir la idea original que queremos que el público entienda. Además, este tipo de modelo, está mucho más enfocado a quienes son fanáticos, a un grupo más específico, a un nicho, por lo que finalmente el contenido llegaría a un número mucho más reducido de personas, y la ideas es que nuestro programa llegue a la mayor cantidad de personas posibles, y por ende que tenga una mayor difusión que con este modelo no lograría.

Jenkins, dice que el modelo viral es “intrínsecamente social” por lo mismo es que hay que lograr entrar en el capital emocional de las personas, aprovechar el boom de las redes sociales, y crear un contenido que sea tan interesante para ellos, que quieran compartirlo y difundirlo con sus amigos y familiares, que a la vez ellos también compartirán. Con tan sólo un tweet podríamos lograr difundir un contenido viral y que cientos o miles de personas pueden conocer nuestro programa.

Al final de cuentas, lo importante es que el contenido se “esparza” o “expanda” (spread), a la mayor cantidad de personas posibles, y eso es justamente lo que lograríamos con un modelo viral, y como productora, la labor es que el contenido sea visto por miles de personas. Lo importante es tener una idea original, ya que así se difundirá casi por obligación a través de las redes.

Constanza Bouzo Venegas.

Desparrámate

Con el avance de la web 2.0 y las miles de herramientas que entrega a los usuarios, lo mejor que puede hacer un productor de Tv es entender este nuevo ambiente y generar oportunidades. El mecanismo más productivo es generar lazos y vínculos con estos usuarios que quieren difundir sus ideas y su forma de observar los contenidos generados. Hacerlos partícipes pero tener la habilidad de predecir o esperar una cierta respuesta de modo que tu contenido creado, haya llegado al público de la forma en que inicialmente fue creado.
Una forma que ya es usual de hacer partícipe a los usuarios, es el contenido viral. Con el cual un usuario publica y difunde el contenido original sin modificación alguna. La interacción por parte del consumidor es nula ya que se mantiene la idea original.
Sin embargo, el desparramable es el indicado para poder conocer qué es lo que le gusta al usuario del contenido, cuál es su punto de vista o qué le llamó más la atención. Es decir, su capital emocional. Jenkins lo apoya con su texto "if it doesn't spread, it's dead", en el que explica que una de las ventajas de el modelo desparramable es comunicarse con una audiencia presente que valore el contenido y la esencia del producto. Por lo que el usuario además de modificarlo y hacerlo a su manera, respeta el original y se siente beneficiado sólo con este sistema de economía de regalo, en el que no recibe ninguna bonificación por su creación, pero se siente importante por ser parte del desparramo.
La misión de un productor de TV que quiere difundir su programa por la web es entender a este usuario que quiere prestigio y estatus, y generar un contenido popular y abierto, para que el contenido sea desparramable y logre utilizar la web 2.0 en toda su totalidad (o en lo que más se pueda). Debe encontrar al público o nicho en el que trabajará su contenido e incentivarlos para que formen parte de la creación de contenidos siendo asi, multiplicadores de tal.

Modelo Desparramable




Si yo fuera productora de post TV preferiría el modelo “Desparramable” para difundir un programa por la web.

Esto se debe principalmente a que con el modelo Desparramable de alguna manera se está incorporando a los usuarios al programa, ya que el productor está invitando a éstos a que formen parte de la producción del contenido.

Lo que me gusta de este modelo, es que retribuye al usuario, pero no de manera material, si no que se apela al capital emocional. Ya que si a través del programa se llama a los usuarios a que “metan mano” y formen parte de la producción de éste, aunque no haya dinero o un premio a cambio, ellos se van a sentir retribuidos con el sólo hecho de que se muestre por la pantalla lo que crearon (Economía del regalo). Así, la persona siente que su trabajo ha sido valorado, por lo tanto se siente importante.

Creo que si se motiva a los usuarios a participar y a sentirse parte de, como lo hace el modelo que he escogido, se puede conseguir más difusión que con el modelo Viral. Esto, se debe a que en el primero, los usuarios terminan convirtiéndose en esparcidores o multiplicadores del contenido, pero con el Viral, no se produce lo mismo porque no hay interacción del consumidor. Y creo que al no ser incluido en la producción del contenido, le resta fuerza a que los usuarios lo difundan. Además que pierde el seguimiento de la gente, ya que el modelo viral, como una publicidad por ejemplo, no tiene la opción de ser intervenido o mejorado, entonces uno lo mira una o dos veces y basta. En cambio, el otro como va evolucionando, hace que la gente esté más pendiente de ello. De hecho, esto ha sucedido con contenidos que no fueron creados con la intención de que fuesen desparramables, pero lo son, y la gente va siguiendo como cambia el contenido. Con esto me refiero al ejemplo que nos mostraron del video de Beyoncé: “All the singles ladies”, en este video clip se muestra una coreografía mu fácil de imitar, por lo tanto varios fans la han imitado, y luego van subiendo el video a You Tube. En el fondo ese video es Desparramable sin que el productor lo haya hecho con esta intención. Por lo tanto creo que ese es un ejemplo de que en verdad el modelo Desparramable puede funcionar y se puede conseguir una rápida dispersión de la información, donde la frecuencia para ver el programa irá aumentando.

Florencia Valenzuela.